Tranquilas amigas mías, ya estoy de vuelta de mi viajecito a Toledo.
Tenía curiosidad desde hace años por conocer uno de los Corpus Christis más famosos de nuestro país y de paso recorrer un poco La Mancha, por cierto con poca fortuna a la hora de encontrar wifis públicas.
Tengo que reconocer que por ganas me habría quedado de vacaciones, porque la situación política española y por ende la leonesa cada vez me da más pereza.
¿Os habéis dado cuenta qué agazapadines están nuestros gobernantes municipales que por no decir no dicen ni tonterías tal como nos tienen acostumbrados?
Son víctimas del “estrangulador de León”.
Seguro que ni os disteis ni cuenta, pero ayer estaba convocada una “huelga piloto” para que los sindicalistos tomasen el pulso a la ciudadanía ante una huelga general.
Absoluto fracaso, los SINDImenteCATOS son también víctimas del “estrangulador de León”.
Como podréis imaginar el personaje al que me refiero como el “estrangulador de León” se trata de nuestro paisano ZP, que es como el Rey Midas pero al revés: todo lo que toca se convierte en mierda.
Los SINDImenteCatos llevan mucho tiempo aplaudiendo las fechorías de nuestro Gobierno, demasiado para tener el crédito suficiente como para movilizar al personal en una huelga.
Zapatero nos asfixia a todos. Al ciudadano económica y laboralmente, a los inversores financieramente, a los pensionistas socialmente y a cualquier político o sindicalisto que esté bajo su paraguas, políticamente.
Grave crisis a la que se enfrentan los sindicatos “de clase” cono CCOO y UGT cuando se encuentran ante una angustiante encrucijada.
Tras el fracaso de ayer, se han dado cuenta que la gente de la calle ya no distinguimos dónde terminan los Gobiernos sociatas y donde empiezan los sindicatos y el margen de maniobra que tienen es muy pequeño.
Si hoy fracasa la negociación laboral y el próximo miércoles el Gobierno hace un nuevo decretazo, tendrán dos alternativas:
1- Permanecer inmóviles traicionando a sus afiliados.
2- Convocar una huelga general con el riesgo, visto lo visto, de que sea un absoluto fracaso y se precipiten hacia su disolución.
Bonito dilema.
No les queda más remedio que escenificar hoy un acuerdo de negociación para salvar el culo con otras dos posibles consecuencias:
1- Si consiguen que el Gobierno ceda ante sus demandas, la reforma laboral será un absoluto fracaso y estaremos ante otro castigo internacional.
2- Si son los sindicatos los que ceden, traicionarán a sus afiliados.
Que buena ocasión para hacer desaparecer a todos esos chupones vividores consiguiendo ahorrar encima unos buenos millones de eurazos.
VIVAN LOS SINDICATOS SECTORIALES, ABAJO LA DICTADURA SINDICAL
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